sábado, 26 de febrero de 2011

Palabras a los Nuevos Especialistas Egresados del HRRB


Hace unos meses, en agosto del 2010, el HRRB cumplió 25 años. Es un hospital que nació con grandes objetivos, con la idea de ser un hospital diferente, en el que se hiciera buena medicina, medicina de calidad. Se sabía que la única manera de poder hacer un hospital de alta calidad era convertirlo en un hospital de enseñanza, un hospital-escuela. Desde un principio se buscó la manera de contar con alumnos, y logramos contar con internos de pregrado. El siguiente objetivo fue tener residentes y el estado proporcionó residentes estatales. Y, desde hace 21 años llegaron los residentes nacionales. Desapareció la residencia estatal. En un principio, el hospital era subsede de la Residencia y sólo contábamos con RI. Eso no era suficiente, y en sólo dos años logramos que el hospital fuera sede de las residencias troncales. Eso ha permitido egresar especialistas durante casi 20 años. Y, lo más importante, es que el nivel de nuestros egresados es competitivo. Encontramos especialistas egresados de este hospital trabajando en diferentes hospitales y estados de la República. Muchos de ellos trabajan en el HRRB y contribuyen a mantener su prestigio. Varios egresados han ocupado puestos directivos, no sólo en el HRRB, sino también en otras instituciones como el IMSS. El Hospital Nachón en Xalapa fue dirigido por un egresado nuestro y el actual director del Hospital Yanga cursó sus estudios de posgrado en el HRRB.

Pero no basta la estructura física, las instalaciones, los recursos materiales. Además de los recursos humanos debemos contar con programas de enseñanza. Programas que tienen que actualizarse constantemente, reestructurarse, cambiar, evolucionar, porque la medicina cambia y evoluciona constantemente. Los retos de salud a los que nos enfrentamos no son los mismos que hace 25 años. No sólo los programas deben cambiar, también los profesores. No se puede aprender medicina actualmente, sin aprovechar los avances tecnológicos del siglo XXI. La medicina no se aprende cómo la aprendimos nosotros. Mientras nosotros pasábamos horas en las bibliotecas consultando el index medicus para obtener un artículo, actualmente el conocimiento está a un click de distancia. Nuestros programas y nuestras técnicas de enseñanza tienen que incorporar las nuevas tecnologías de la información para no quedar rezagados. Y también tenemos que incorporar nuevas formas de encarar los problemas clínicos mediante la medicina basada en evidencia y el aprendizaje basado en problemas. Los médicos adscritos tenemos la obligación de actualizarnos constantemente.

Tampoco basta, con profesores y adscritos preparados, capaces, actualizados, con criterio clínico y que dominen las modernas técnicas de enseñanza. Es muy importante la actitud de nosotros, los médicos adscritos, porque somos ejemplo para nuestros residentes. El ser humano aprende del ejemplo. Gran parte de nuestro aprendizaje depende de la imitación, de tener modelos a los que aspirar. Todos recordamos a uno o varios de nuestros maestros y al terminar aspirábamos a ser como ellos. De ahí nuestra responsabilidad. Tenemos que dar un buen ejemplo. Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera. Ejemplo, no sólo como médicos, como grandes clínicos, como excelentes cirujanos, como personas estudiosas y actualizadas, sino como personas compasivas, responsables, respetuosas de nuestros pacientes y de nuestros compañeros. Si como profesores, como médicos adscritos ponemos en el centro de nuestro trabajo clínico el beneficio y satisfacción del paciente, la resolución de sus problemas, el trato respetuoso y digno, y esto lo transmitimos a los médicos becarios, con toda seguridad estaremos formando excelentes especialistas.

El principal aprendizaje lo obtienen los residentes en la clínica, en el trabajo diario, en el contacto directo con los pacientes, con las enfermedades. Sin embargo, las condiciones del trabajo clínico pueden ser extremadamente difíciles de tal manera que interfieran con el aprendizaje. Las largas horas encerrados en el hospital más las excesivas cargas de trabajo inciden en una menor supervisión y pobre participación en las actividades educativas. Los residentes, para aprender, no sólo deben pasar mucho tiempo con los pacientes. Deben participar en discusiones académicas con su adscritos y sus profesores, y sobre todo, deben leer. Leer mucho para poder formarse un criterio, sobre todo en estos tiempos de rápidos avances en la Medicina. Además de leer, deben reflexionar y pensar. Analizar el problema de su paciente en profundidad para poder encontrar la mejor solución. Así se beneficia el becario y se beneficia el paciente. El aprendizaje de la medicina requiere del trabajo clínico, el pase de visita, la adquisición de destrezas y habilidades, pero también de la lectura, la discusión con los profesores, la reflexión y el análisis. Si no centramos la labor de los residentes en su aprendizaje, se pueden perder en el exceso de trabajo y desvirtuar su función utilizándolos únicamente como mano de obra calificada barata. Así, aprende el residente, aprende el adscrito, aprenden los profesores y se beneficia el paciente.

Es nuestra responsabilidad afianzar las fortalezas tradicionales de la educación médica de posgrado. Debemos cambiar nuestra visión de los residentes. El residente no sólo debe “sacar chamba”. Debemos esforzarnos en construir programas dirigidos a cumplir las necesidades educacionales de los becarios para que residencia médica sea una experiencia educativa y no sólo un entrenamiento técnico. Que el hospital sea realmente una escuela y no sólo un centro de trabajo.

Después de más de 20 años de experiencia en formar especialistas, podemos congratularnos de que en México aún hay buenas noticias. Una de ellas es que hoy egresan nuevos especialistas: nuevos anestesiólogos, cirujanos, ginecólogos, internistas y pediatras. Nuevos especialistas que ya tienen las bases para iniciar una etapa nueva en el aprendizaje que nunca termina. Hoy no termina una etapa, comienza otra. Hoy comienzan a aprender. Mantengan una gran avidez por el conocimiento. Traten de ser cada vez mejores. Dediquen 10,000 horas, 3 horas diarias durante los próximos 10 años, a desarrollar sus habilidades. Entonces, serán los mejores. Felicidades y gracias por lo que aportaron a este hospital.

3 comentarios:

  1. Felicidades a los nuevos egresados !! Tuve el privilegio de tener grandes maestros y amigos en mi residencia médica. Y es verdad, yo siempre quise ser como mis maestros.Aún a 10 años de egresada, se que debo dedicar 10,000 horas, 3 horas diarias durante los próximos 10 años !! Saludos y Un abrazo !!

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  2. Muy buen discurso javier felicidades ... Arturo Ruiz M

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