La atención especial que desde finales del siglo XIX se ha tenido hacia la salud infantil ha traído beneficios importantes. En un artículo especial publicado en The New England Journal of Medicine, Margaret Kendrick Hostetter habla de 4 periodos que han maracado la evolución de la salud infantil:
- el reconocimiento de los niños como una población diferenciada que requiere atención médica (1812-1880)
- la introducción de los programas de salud pública para disminuir la mortalidad infantil (1881-1930)
- el desarrollo de vacunas (1931-1980)
- la diseminación global de la práctica pediátrica (1981-2012)
Cada una de estos periodos coincide con avances particulares contra las enfermedades infecciosas, que a lo largo de la historia han sido la principal causa de muerte en la población pediátrica. Y así, se ha visto la erradicación de la viruela, la derrota de la poliomieltits, el control del sarampión, los avances contra la tuberculosis, el efecto de la hidratación oral en la reducción de la mortalidad por diarrea, las medidas para evitar la transmisión vertical del VIH, así como los avances tecnológicos que permiten mayor sobrevida a los recién nacidos prematuros.
Todos los avances obtenidos en salud infantil nos recuerdan que una vida saludable debe iniciar desde el principio. Estos logros no han terminado y en las próximas décadas veremos desarrollos en la medicina fetal, en la genética, en el tratamiento de defectos al nacimiento y en las enfermedades crónicas.
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