Los criterios diagnósticos para el síndrome nefrótico
incluyen proteinuria en rango nefrótico (>40 mg/m2/hora), hipoalbuminemia (albúmina sérica < 3g/dL), edema periférico e hiperlipidemia. La forma más frecuente el síndrome nefrótico es la de cambios mínimos. Otras formas de síndrome nefrótico primario son la glomeurloesclerosis focal y la proliferación mesangial. Dentro de las formas secundarias se encuentran la glomerulonefritis membranoproliferativa, la nefritis lúpica o las causadas por medicamentos (AINES) o infecciones (hepatitis B, VIH).El síndrome nefrótico puede presentar diversas complicaciones como hipercoagulabilidad, peritonitis primaria e incluso hipotiroidismo. Sin embargo, ésta es una complicación rara ya que, aunque la mayoría de T4 está unido a proteínas fijadoras de tiroides, en pacientes con un eje hipotálamo-hipófisis-tiroides íntegro, la glándula tiroides compensa la pérdidas urinarias aumentando la producción de T4.
El síndrome nefrótico de cambios mínimos responde al
manejo con esteroides y puede requerir terapia adyuvante como diuréticos de asa
en edema severo, inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona para
la hipertensión arterial y proteinuria, y estatinas para la hiperlipidemia. Los
inhibidores de la ECA (enzima convertidora de angiotensina) y los bloqueadores
de receptores de angiotensina II, que mejoran la selectividad de proteínas de
la barrera glomerular, pueden tener efectos de protección renal a largo plazo.
Las recaídas en el síndrome nefrótico de cambios mínimos
son frecuentes a pesar del tratamiento.