La ataxia cerebelosa aguda de origen
infeccioso puede presentarse en diferentes padecimientos como la encefalitis,
meningitis, abscesos cerebrales o como síndromes infecciosos o parainfecciosos. Varias infecciones e,
incluso, inmunizaciones se han asociado a la ataxia cerebelos aguda. La infección previa que más frecuentemente presenta ataxia cerebelosa aguda es la varicela,
y generalmente en niños
pequeños. En niños mayores, la infección previa que se identifica con mayor
frecuencia es la mononucleosis infecciosa. La ataxia cerebelosa aguda también se ha asociado a infecciones
respiratoria aguda y a gastroenteritis. En ocasiones la ataxia cerebelosa aguda
es manifestación de una
encefalitis infecciosa aunque, por lo general, se trata de procesos parainfecciosos
o, incluso, fenómenos inmunes.
La encefalitis asociada a infección por EBV (virus Ebstein Barr) puede
presentarse con o sin mononucleosis infecciosa clínicamente evidente, pero en general se manifiesta con cefalea y
fiebre. Puede afectar una o varias partes del cerebro, siendo el cerebelo la
localización aislada más frecuente, de ahí las manifestaciones
de ataxia. En estos niños
el LCR puede ser normal o presentar pleocitosis con predominio mononuclear.
Pruebas de anticuerpos o de PCR (reacción en cadena de polimerasa) contra EBV suelen ser positivas. En
cambio, en la ataxia cerebelosa aguda
postinfecciosa asociada a EBV es precedida por un cuadro de mononucleosis
infecciosa 1-3 semanas antes. En estos niños predominaba los síntomas
cerebelosos motores, aunque también
puede haber cierta disfunción
cognitiva. El LCR suele ser normal y los anticuerpos contra EBV en LCR son
negativos.
La ataxia cerebelosa aguda es auto-limitada, con
recuperación
completa en la mayoría de los niños
por lo que el manejo debe ser conservador. Sin embargo, algunos pacientes
pueden presentar secuelas permanentes,
como síntomas
que afecten el control motor así como
déficits
conductuales, sociales o cognitivos.