La resucitación hídrica es un procedimiento fundamental en el tratamiento del paciente críticamente enfermos. Nadie duda de su beneficio en el paciente deshidratado y se usa rutinariamente en el manejo del choque séptico.
Un ensayo clínico controlado realizado en 6 hospitales africanos evaluó los efectos de bolos de solución salina, albúmina y el no utilizar bolos en niños con cuadros febriles e hipoperfusión tisular. Además, los niños con hipotensión arterial o choque descompensado se manejaron con bolos de albúmina o de solución salina. El estudio mostró que se incrementa el riesgo absoluto de muerte o secuelas neurológicas cuando se manejaban bolos de albúmina o solución salina en comparación de los niños manejados sin resucitación hídrica. En el grupo de los pacientes con hipotensión o choque descompensado no hubo diferencia si se manejaban con albúmina o solución salina.
Los resultados de este trabajo nos deben hacer reconsiderar la práctica común de manejar al niño febril con hipoperfusion o choque compensado con los bolos de líquidos, que en nuestro hospital conocemos comúnmente como “cargas rápidas”. Es importante señalar que en este estudio se excluyeron niños deshidratados y desnutridos.
Asimismo, no olvidemos los puntos básicos en el manejo del paciente grave: identificación del estado de choque, soporte vital básico y manejo temprano con antimicrobianos.