miércoles, 5 de diciembre de 2012

ABUSO SEXUAL



El abuso sexual se presenta cuando un niño se encuentra envuelto en una situación sexual. En algunas ocasiones existe contacto físico entre el perpetrador y la víctima, con o sin penetración oral, anal o vaginal. En otros casos, no hay contacto, pero se considera como abuso sexual como cuando se obliga a u niño a observar actos sexuales o pornografía.
En la mayoría de los casos el agresor es conocido por la víctima pudiendo ser parientes, amigos de la familia, vecinos, etc. No siempre hay violencia física pero el agresor puede utilizar medidas como amenazas, chantajes, manipulación o coerción para ejercer el abuso. También es frecuente que transcurra cierto tiempo entre el abuso y el descubrimiento de la agresión. Incluso, no es raro que las víctimas se retracten de sus testimonios o acusaciones, lo cual no significa que no haya existido el abuso.
La victimización sexual es más frecuente entre niñas que entre niños, y el grupo de edad más afectado es el de adolescentes. Factores de riesgo que favorecen la agresión sexual son las discapacidades físicas, victimización sexual previa y la ausencia de padres protectores.
Durante la exploración física al evaluar a un niño con abuso sexual se deben reconocer lesiones, identificar anormalidades anogenitales, incluyendo situaciones que aparenten ser lesiones, detectar signos de enfermedades de transmisión sexual, identificar lesiones fuera de la región anogenital y recoger evidenica forense. Debemos recordar que una exploración normal no descarta el abuso sexual. La mayoría de las víctimas de abuso sexual tienen exploración anogenital normal. Hallazgos específicos de trauma genital se encuentran sólo en 2.5% de los niños abusados.
En casos de abuso sexual a adolsecentes se recomienda el manejo de medicamentos profilácticos. Ceftriaxona o cefixima para prevenir la gonorrea, azitromicina o doxiciclina contra Chlamydia trachomatis, metronidazol contra tricomoniasis y vaginosis bacteriana, anticoncepción de emergencia y de acuerdo a las características del agresor, tipo de exposición, y sopesando riesgos y beneficios considerar el empleo de antirretrovirales profilácticos.
El tratamiento debe considerar los efectos psicosociales potencialmente negativos del evento sobre el paciente y su familia. Por tanto, el tratamiento debe ser multidisciplinario.

Referencias:
Fortin K, Jenny Carole. Sexual Abuse Ped in rev 2012;33:19-32
American Academy of Pediatrics Committee on Adolescence. Emergency contraception. Pediatrics 2005;116:1026-1035
Landovitz RJ, Currier JS. Postexposure prophylaxis in HIV infection. N Engl J Med 2009;361:1768-1775.